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viernes, 23 de diciembre de 2011

Desde la distancia se extraña el fin de año cubano


La distancia acrecienta la nostalgia. Cuando los seres que quieres no están a tu lado sientes mucho más su ausencia, sobre todo, en días festivos como los que se avecinan.
Muchas personas han decidido renunciar a vivir en Cuba, han preferido marcharse a tierras extranjeras. Sin embargo, la añoranza por el típico fin de año cubano los acompaña durante la Navidad y más.
El cerdo asado, ya sea en púa o en horno, el congrí oriental, los buñuelos de ñame con yuca, la vianda hervida, la ensalada, la música, la algarabía de los vecinos, el alboroto de la familia, la alegría del barrio, en fin, el fin de año cubano se extraña.
Esa armonía inigualable solo se logra en este terruño donde todos los vecinos quieren que pruebes de su asado o de su chilindrón, o sencillamente, que compartas aunque sea unos minutos en la despedida del año.
Cuando den las doce de la noche algunas personas lanzarán jarros de agua a las calles, cual tradición para botar de casa lo malo. Otros saldrán al instante a festejar y compartir con los de al lado. Estarán los que brindarán por el nuevo año y también aquellos que derramen unas lágrimas de alegría, o de tristeza por los que no están.
Hay también quienes no están en su Patria porque cumplen misión internacionalista o por otras razones; pero esos también añoran el fin de año cubano, ese que nunca pasa inadvertido y cuyo elemento reiterativo es la alegría.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Cuatro paredes y la maldita soledad

Malditas las paredes que me guardan a tu lado. Malditas las horas en que eres mi única compañía. Malditos los ratos en que necesito una voz de aliento y solo tengo tu silencio. Maldito el silencio que se refugia en estas cuatro paredes, donde además, estamos solas tú, maldita soledad que te aborrezco y yo, maldita mujer que me asqueo de ti.
Cuatro paredes son testigo de mi angustia y de esta soledad que me acompaña.
Cuatro paredes son la odisea de los días de ocio. Cuatro paredes atiborran mis horas de malos recuerdos, momentos de tristezas que solo borra una buena compañía; la que no tengo.
Cuatro paredes me parecen un infierno; cuatro paredes son el oasis de angustia donde llego al éxtasis de la nostalgia, por tu culpa maldita soledad.
Cuatro paredes y esta maldita soledad son mis únicas compañías en esta bendita vida en la que odio cuando no estás.


Mi seño China


De pequeña estatura y dicción refinada se presentó en el 5to2 el 1ro de septiembre para darle la bienvenida a su nuevo grupo.
Impartiría las asignaturas Lengua Española, Historia de Cuba, Educación Plástica, Educación Cívica y Educación Musical. Esta última era mi cuco y por mucho empeño que ella puso para que yo aprendiera de ritmos y melodías, todo fue misión imposible porque sigo siendo una desafinada y arrítmica.
Irma Lión Ferrer o “seño China” como cariñosamente se le dice deja huellas imperecederas en sus estudiantes y algunas de sus frases quedan para toda la vida, por ejemplo: ¡Niñas, cierren las piernas que se les ve la chuchanela!
Ella compartió 5to y 6to grado con el grupo donde yo estaba. Naylieng, Raciel, Yanelys Arafet, Aglien, Juan Carlos, Yadira, Yunior, Haydée, Zurima, Thaylén, Joel Pécora, Iliosnivis y Dainel  fueron algunos de sus alumnos y parte de mis compañeros de aula.
Han pasado ya más de 15 años desde que recibí sus lecciones, pero ella sigue siendo la seño China, esa que ha formado a una generación y otra. Sus enseñanzas han perdurado en mí hasta la actualidad, pues parte de lo que soy, mi redacción y mi forma de expresarme se la debo en buena medida.
Las preposiciones, conjunciones, adverbios que aún sé de memoria fueron la columna vertebral de muchos de sus turnos de clases.
También recuerdo el interés porque tuviéramos buena caligrafía y no cometiéramos errores ortográficos. Era una docente a todas, hasta en la manera de aconsejar a sus alumnos, entonces adolescentes.
Aunque no es de mi propiedad, ella es mi seño China, a la que recuerdo con mucho cariño y le dejo este texto de añoranza y gratitud.



viernes, 9 de diciembre de 2011

Cuba tiene luz propia


Predican moral en paños menores, como dice un viejo refrán. Se vanaglorian con éxitos intangibles, esos que ni sus propios habitantes disfrutan cual ironía del buen hacer.
Ahora quieren iluminar a un pueblo que brilla con luz propia, pues humanidad, solidaridad, hermandad y patriotismo se imponen ante las mismas amenazas del Norte, de ese Norte que por más de 50 años ha afianzado un bloqueo económico y social.
¿Es acaso ese Norte el que puede hablar de Derechos Humanos? ¿Por qué se preocupan por el techado ajeno si en sus propias calles deambulan niños mendingando migajas para sobrevivir? ¿Es acaso más humano disponer de millones de dólares para las guerras que situarlos en beneficio de los que fallecen porque no tienen cómo costear las medicinas para sus enfermedades, o sencillamente mueren por hambre?
Si eso es lo que definen como Derechos Humanos entonces es cierto que en Cuba no los hay, pues los Derechos Humanos que conocen los cubanos es el de no dejar a nadie desamparado, es compartir lo que se tiene más allá de las fronteras, es garantizar la educación y la salud gratuitas, es defender los derechos de la niñez y proteger a los ancianos.
Derechos Humanos en Cuba es que a todos los pacientes nefróticos, por ejemplo, se les garantizan los tratamientos depurados sin pagar un solo centavo, aun cuando el costo del tratamiento supera los 500 dólares en países capitalistas.
Derechos Humanos en Cuba es que existe el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) para garantizarles calidad de vida a la madre y al niño, durante la gestación y después de esta, incluso. Los indicadores evidencian los resultados, pues están a la par, y hasta superan, los de países del primer mundo.
Esos son los Derechos Humanos de los que podemos hablar los cubanos, así que gracias por pretender iluminarnos, pero ya tenemos luz propia. Enciendan fuegos artificiales en su propio terreno, sus coterráneos los agradecerán.

Derechos Humanos en Cuba y para el mundo


Hablar de Derechos Humanos en Cuba resulta fácil y nada vergonzoso, pues existen desde el mismo triunfo de la Revolución el 1ro de enero de 1959.
Hablamos de Derechos Humanos no solo dentro del país, sino fuera de este porque desde hace 50 años fortalecemos la cooperación internacional y el diálogo constructivo y respetuoso.
Hablamos de Derechos Humanos con argumentos convincentes, no como los vecinos del Norte que predican moral en paños menores, pues para ellos, hablar de Derechos Humanos resulta una ironía.
¿Pueden hacerlo los señores del Imperio si por 12 años tienen encarcelados a Cinco hombres cubanos por alertarnos de ataques terroristas? ¿Pueden hablar de Derechos Humanos esos que intentan silenciar la verdad de Cuba para que no se conozca de las inmoralidades de sus entrañas? ¿Pueden?
La Declaración Universal de Derechos Humanos el 10 de diciembre de 1948, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas marcó la historia del planeta. Igualmente, esta fecha, pero de 1950 fue de suma importancia, pues la Asamblea General la instituyó como “Día de los Derechos Humanos”.
Hoy, 10 de diciembre de 2011, se hace un llamado al mal denominado Premio Nobel de la Paz en 2009: Barack Obama, presidente de los Estados Unidos para que haciendo uso de las facultades que les están conferidas libere a los Cinco Cubanos Prisioneros del Imperio.
Cuba y los cubanos continuarán dando muestras de humanidad, cual sociedad que comentarios venenosos y ajenos no la desequilibran, pues sabe que cuanto hace, es por el bien del planeta y de los hombres.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Ya estamos en Navidad


Desde hace unos días en muchos de los hogares se ha colocado el arbolito de Navidad y estos forman parte de la decoración de casa. También se ven las guirnaldas y lucecitas de colores con musiquita y sonidos. Ya estamos en Navidad. Las flores de Pascuas así lo anuncian.
Se respiran aires diferentes, aires de fiesta, de alegría. El lechón crece, engorda y se le cuentan los días que le quedan antes de convertirlo en un sabroso asado.
Amigos y familias acuerdan dónde hacer la fiesta que ya forma parte de la idiosincrasia del cubano. El cerdo asado, el arroz congrí, el ñame, la fritura, la ensalada y el ron Santiago, Santero o Mulata integran lo que se consumirá.
Hay quienes siguen la tradición de comprarse alguna ropa nueva para el advenimiento del año entrante.
También están los que extrañen a parientes y amigos, pues no los tienen cerca, o sencillamente ya no los tienen. Ahí se escapan algunas lágrimas por la nostalgia de la ausencia. Pero pronto regresa el entusiasmo con el que contagian los otros cercanos.
El 2011 queda atrás cual adiós del pasado. Los buenos o malos momentos vividos en este quedan solo en el recuerdo de lo que fue y no volverán a ser, por lo menos no de la misma manera, pues cada instante es único e irrepetible.
Con el nuevo año también nos llegan expectativas, sueños, metas, aspiraciones de que los 12 nuevos meses serán mejores que los ya vividos. Viva cada día como si fuera el fin, despídase del 2011 con empeño para que el 2012 sea de éxitos y logros.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Él sigue siendo mi pipo

Desde muy pequeñita mami y papi me llevaron a vivir a casa de mi abuela materna porque nunca me adapté al Círculo Infantil. Comencé a vivir con ella y su esposo a quienes llamé mima y pipo, respectivamente.
Él no era mi abuelo biológico, sino el padrastro de mi mamá porque a su verdadero padre le hicieron un atentado luego del triunfo revolucionario como una represalia por haber combatido al gobierno de Fulgencio Batista. O sea, pipo fue mi abuelo y lo que es más: él fue quien me crió.
Apenas tenía un sexto grado, sin embargo, me enseñó los colores, las vocales, a contar y a ser una persona de bien.
Me tenía malcriada. Complacía todos mis caprichos. Con él aprendí los ciclos de la luna y también a jugar dominó, cuando ni siquiera iba a la escuela.
Actualmente silbo como un pajarito, todos me identifican cuando me escuchan. Y eso también me lo enseñó pipo. Es que yo era su niña.
Aunque tenía seis nietos biológicos nunca sentí que yo era postiza, sino por el contrario, me parecía ser la preferida, por lo menos la que más maldades le hacía.
Cogí una racha en que me le subía a las piernas, le daba cariño, me orinaba y me mandaba a correr. Una noche recolecté un grupo de gorgojitos y se los eché en la cabeza; le acompañé una frase: ¡Pipo, te cayó piojo! No me hizo nada. Todo me lo perdonaba.
Él me decía Chinchili y mima me decía Yiyi. Vivíamos en una casa de madera en el campo donde los vecinos más cercanos estaban aproximadamente a un kilómetro.
Cuando cumplí los cinco años tuve que regresar a la ciudad con mis padres y mi hermano. Ya era tiempo de comenzar la escuela. Pensaban que no me adaptaría, pero esta vez sí me acostumbré y me gustaba. Pero eso sí, los fines de semana había que llevarme a ver a mima ya pipo. Con ellos pasaba todas las vacaciones y también las tres semanas de receso de cada curso.
Pipo me seguía llevando al río, me montaba a caballo. Él continuaba malcriándome. Cuando yo estaba al cumplir los 9 años nació mi primita Naila que sí era su nieta, pero nunca me aisló, no tenía diferencias entre una y otra.
Yo fui creciendo, pero no dejaba de ser su Chinchili. Cuando yo tenía 14 años le diagnosticaron un cáncer de pulmón. Comenzaron sus ingresos y cada tarde iba a verlo en el horario de visita. Le di todo mi cariño y amor. Estuve con él siempre.
Un año después hizo una gravedad. Ya no tenía solución. Fui de las pocas personas a las que reconoció aun agonizando. El último día que lo vi, a la hora de despedirme lo abracé muy fuerte, lo besé mucho y le dije que eso era por si no volvíamos a vernos, pero que yo lo quería mucho.
Dos noches después soñé que había fallecido y no me equivoqué. Al mediodía me fueron a buscar a la Vocacional con la mala noticia, pero yo la esperaba.
Ya no está físicamente, pero lo sigo recordando como si estuviera vivo. Para mí es un ídolo. Yo sigo siendo su Chinchili; él sigue siendo mi pipo.

martes, 6 de diciembre de 2011

Recuerdos de la Vocacional


Recuerdo como si fuera hoy el primer día que puse los pies en el Instituto Pre-Vocacional de Ciencias Exactas Antonio Maceo (IPVCE); fue en agosto de 1999. llegué con la ingenuidad de una quinceañera. Conmigo llevaba los miedos de enfrentarme a una nueva vida: la beca.
Hasta ese momento mi madre me lo hacía todo, me lavaba hasta las prendas interiores. Es más, mi mami me daba la comida.
Sin embargo, ya todo sería diferente, dejaría de ser aquella niña melindrosa a la que solo le gustaba comer potaje de chícharo, plátano hervido, huevo y pescado.
El primer día que llegué al IPVCE recuerdo que parte del almuerzo era arroz y chícharo. Siempre me los había comido separados. Por vez primera los mezclé y le sumé la proteína. Ya estaba enfrentando los cambios.
Ese primer día pasó rápido, entre la matrícula y la entrega de mi ubicación no me daba cuenta que las horas corrían. Estaba en el grupo 221, el dormitorio 2H-10, cama 8.
Ariagna Felipe, mi amiguita de la secundaria y yo anduvimos juntas todo el día y coincidimos en el mismo grupo y dormitorio.
En la tarde una muchacha se para en la puerta del dormitorio y dice que todas las del grupo 221 tenían guardia esa noche.
Me tocó de 2 a 4 de la madrugada con Yanela Infante, una estudiante cuyo rostro veía por primera vez, pero se convirtió en una gran amiga.
Al día siguiente tuvimos que hacer autoservicio. Limpiar aquellos largos pasillos, darles brillo, sanear las áreas verdes y además, servirles a los alumnos de los 21 grupos restantes. Fue así como comencé a conocer los rostros de las niñas de mi aula. Todas éramos hembras, nos llamaban el grupo de las monjas.
Ya me sentía adaptada, estaba en mi ambiente. Los fines de semana salía de franco, pero los domingos regresaba sin protestar.
En cada jornada enfrentaba los 10 turnos de clases que nos daban. Salíamos rápido a bañarnos, luego la comida, después ver el noticiero, seguidamente el autoestudio hasta las 10pm y al final para el dormitorio a conquistar a Morfeo para dormir a piernas sueltas hasta la mañana siguiente cuando a las 6am sonara el timbre del de pie. Ahí se repetía la historia.
Pero siempre había novedades. A veces Ariagna y yo nos fajábamos. En ocasiones había pruebas y sentíamos la tensión del estudio. También teníamos que hacer algunos trabajos independientes.
Todos pertenecíamos a la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) y cada 6 de diciembre, fecha en la que se celebra su fundación realizábamos múltiples actividades y la mejor parte era cuando nos ponían música en la plaza y a bailar.
Así pasaron tres años, los que más extraño en mi vida. Muchas historias podría contar. Tal vez luego los haga partícipes de otras. Hoy solo quiero recordar mediante estas letras cuánto extraño la Vocacional.


viernes, 25 de noviembre de 2011

Haydée Santamaría más allá del Moncada


Cuánta tristeza debe haber llevado en sus recuerdos, cuánto dolor debe haberla acompañado en sus días, cuántos deseos de venganza.
Vio el ojo ensangrentado de su hermano, supo del asesinato de su novio, ambos torturados injustamente por el simple hecho de defender una causa justa. Sin embargo, no se amilanó. Fue un ser con una fortaleza natural que sobrepasó la resistencia a la crueldad.
Ejemplo de madre y de trabajadora, cuentan que también de amiga; era toda una mujer.
Las acciones de Haydée Santamaría Cuadrado no quedaron en el Moncada ni en aquellos días de Julio de 1953. Su obra trascendió y está vigente en la cultura cubana; su obra forma parte de la Revolución.
Casa de las Américas, su gran creación, todavía la lleva consigo en cada nueva jornada, en cada labor que emprende.
Roberto Navarro Rodríguez, organizador de la actividad cultural de Casa de las Américas en diálogo con esta reportera habló de la sencillez que caracterizaba a la Heroína del Moncada.
“Era una mujer muy sencilla, muy simple, no se vanagloriaba del cargo. Ella llegaba a la “Casa” y se sentaba en la escalera si tenía que hacerlo, ahí despachaba y luego iba para la oficina. Si traía algo en la mano se lo regalaba al primero que se encontrara, no tenía nada de ella.
“Ella fue alguien fuera de lo común y una persona muy importante para la Cultura no solo de Cuba sino de la América toda.”
Por otra parte, su hija Celia Hart Santamaría (fallecida en un accidente automovilístico) expresó en 2007 en una entrevista a Sierra Maestra que su madre era especial y que cuando ella decidió lo que iba a estudiar, Haydée le dijo que ella estudiaba lo que deseaba y fuera su voluntad, que ella lo único que no podía dejar de ser revolucionaria, esa debía ser su condición primera.
Afirmó su hija que Yeyé, como también le decían, era una persona muy sencilla, quitada de todo amor por lo material. Comentó además:
“Es verdad que mi madre sufrió mucho cuando torturaron a mi tío Abel y le mataron a Boris Luis Santa Coloma su novio, eso nunca se le olvidó y la muerte de el Che ni se diga.”
Haydée Santamaría Cuadrado es un paradigma de femineidad, de amor y consagración al trabajo y al prójimo. Su impronta está en el arte y en la cultura, sus huellas están más allá del Moncada.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Abel, o Benigno, de las Villas a Santiago de Cuba

Villa Clara tuvo la dicha de ser la tierra de una de las figuras más importantes para los preparativos de los asaltos de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Fue un 20 de octubre de 1927, en una casa de madera situada en 2da Norte, en el central azucarero Constancia, Encrucijada, donde nació Abel Benigno Santamaría Cuadrado.
El supuesto productor avícola viaja a Santiago de Cuba en los primeros días de julio de 1953 y se presenta ante el campesino Ángel Nuñez Jurjo a quien solicita las llaves de Villa Blanca, hoy Granjita Siboney. Abel sería el administrador del aparente negocio de crianza de pollos que se establecería en dicha casa de descanso, entonces propiedad de José Vázquez Rojas.
Abel estuvo en Las Villas para el día de los padres, fue la última vez que compartió con su familia, menos con su hermana Haydée, quien lo apoyó en todas las actividades para garantizar las acciones del 26 de Julio.
Según investigaciones realizadas, todo indica que las puertas de Santiago de Cuba son abiertas al joven villaclareño entre los días 6 y 9 de julio.
Consta así, pues el día 6 se presentó ante José Vázquez Rojas para que le hiciera entrega de la casa con el fin de irla limpiando y preparando para el negocio. Mientras en el Registro de Alojamiento del Hotel Rex aparece asentado el día 9, con el apelativo B. Santamaría, es que en la oriental ciudad firmaba como Benigno.
Durante su estancia en la Granjita Siboney, Abel Santamaría hizo buenas relaciones con los vecinos de la localidad. Era uno más entre ellos y nadie sospechó de él en ningún momento, ni siquiera los oficiales de un cuartelito que había al lado de la tienda del “Chino”, lugar que frecuentaba la mayoría de las tardes. Así lo afirman personas que lo conocieron como Tomasa Ofelia Rivera Garzón (ya fallecida) quien en octubre de 2007 dio entrevista a esta redactora.
“Conocí a Abel en la tienda de los chinos de ‘La Anacagüita’, yo estaba casada con el Chino. Era blanco- trigueño, se pelaba bajito, siempre andaba con pitusa y camisa a cuadros.”
“Él iba a la tienda todos los días sobre las cuatro de la tarde, se tomaba una Coca-cola y se comía dos galleticas con queso o con conserva. Nosotros nos poníamos a jugar dominó y Abel se quedaba mirándonos y nos pagaba a todos de lo que él comía; le decía a los chinos que nos sirvieran a nosotros también.”
“Sabía que estaba viviendo en la Granjita, pero no sabía en qué estaba. Era agradable, de lo más tratable, una persona muy cariñosa, así, que compartía con uno como si lo conociera de mucho tiempo.”
Aunque fue muy corta la estancia de este joven revolucionario en la casa que supuestamente se preparaba para criar pollos, en los alrededores lo recuerdan como una persona humana y solidaria. Sus gestos de buena fe y bondad quedaron en el entonces adolescente Rafael Salmon Salmon.
“Conocí a Abel y a los demás asaltantes al Moncada porque mi papá trabajó con ellos como mozo de limpieza y todos los días yo iba a llevarle el almuerzo.”
“No hablé mucho con él, pero sé que era un hombre muy humanitario. Mi hermana más chiquita se enfermó, mi papá la dejó con fiebre y se fue a trabajar así mismo. Cuando yo llegué por el mediodía a llevarle el almuerzo, Abel vino para donde estábamos y preguntó qué cómo seguía la muchachita, le respondimos que estaba bastante mejor y le dijo a mi papá:
- Mi dinero, mi persona y mi carro están a su disposición; un hijo hay que cuidarlo porque un hijo vale mucho.”
Rafael recuerda también la primera vez que fue a los carnavales, gracias a que en el último pago que Abel le hizo a su padre le pagó la semana doble.
Gudelia Llamazares Caso también conoció a Abel Santamaría. “Él era una persona atenta, sencilla, no era de estas que tú ves orgullosa ni nada de eso.”
Gudelia recuerda el 24 de julio, día en que junto a su padrino Nuñez (vecino de frente a la Granjita con quien Abel había hecho muy buenas relaciones), su tía Josefa (esposa de Nuñez) y su prima Mercedes van al Morro de Santiago de Cuba con Abel Santamaría para comprar unas pastillas para los terneros.
“Bajando la loma de Sevilla, Abel le preguntó a Josefa:
- ¿Usted nunca ha ido al Morro?
- No.
- ¿Y al Puerto de Boniato?
- Tampoco.
- Bueno, mire, hoy vamos a ir al Morro y otro día las voy a llevar al Puerto de Boniato.
Llegamos a la farmacia de Ferreiro, compraron la medicina y seguimos para el Morro. Allí una mirando y entonces Nuñez y Abel se apartaron para un lado, mirando para aquí, para allá, conversando. Estuvimos un rato ahí. No sé si tendría que ver algo allí, eso no se sabe porque no dijo nada, a lo mejor tenía algún trabajo que hacer, pero eso no lo sabe nadie. Sólo hablaba de la crianza de pollos y de que tal vez algún día los exportaría.
Luego Abel nos dijo:
- Vamos a tomarnos un refresco o algo así en San Pedro del Mar.
Cuando llegamos el tío mío pagó rápido porque si no dice que Abel no le dejaba pagar nunca nada. Estuvimos un rato, conversando ellos.
De regreso pasamos por el Centro Gallego para ver a un amigo de nosotros que estaba muy enfermo.
A nosotras nos dejaron en la casa y ellos siguieron. Esa fue la última vez que yo vi a Abel. El día 25 no se vio. Se volvió a saber de él el 26 de Julio por la mañana cuando la gente decía que habían asaltado el Moncada, que si habían matado a Abel, todo el mundo preocupado porque es verdad que se ganó el cariño; lo mismo de los trabajadores que de los vecinos. Lamentablemente la noticia fue verdad.”
Abel Santamaría, segundo jefe de la acción del Moncada, había salido en la madrugada del 26 de Julio hacia el Hospital Civil Saturnino Lora con el fin de apoyar el ataque a la fortaleza principal. Combatió hasta el final, haciendo realidad sus propias palabras “… mientras más tiempo estemos combatiendo aquí, más podremos salvar a otros y porque siempre un combatiente tiene que morir sin una bala en el rifle si una bala no lo ha tumbado antes”.
Este joven villaclareño fue capturado por los esbirros de la tiranía y trasladado hasta el Moncada donde fue torturado de la manera más cruel y vil en que se puede tratar a una persona. A pesar de las circunstancias, no claudicó ni se doblegó ante las amenazas; prefirió la muerte antes que defraudar a sus compañeros de lucha. Su fervor revolucionario era tan grande como sus principios. El silencio lo acompañó hasta su tumba.
Su hermana Haydée dijo de él:
“Abel era de unas condiciones de verdad excepcionales, de una bondad extraordinaria y de una rectitud tremenda, de una sensibilidad infinita; de hacer en cada momento lo que se debía hacer. Y consideraba que en ese momento había que hacer eso.”
Hoy, sus restos descansan en el Retablo de los Mártires del Moncada en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba. Hoy se recuerda a Abel, o a Benigno cual hombre que forma parte de la historia.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Martí en Abel y el buen hermano Abel, siempre en nosotros.

“Abel, por desgracia, murió en su primer hecho, por lo tanto muy rápido.” Así dijo Haydée Santamaría Cuadrado en 1967 cuando en la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de la Habana le preguntaran por el pensamiento político de Abel y sus proyecciones.
A continuación agregó que “…era un muchacho muy estudioso (…) encontraba siempre respuesta en Martí”.
“Entonces en Martí estudiaba, leía a Martí y mediante Martí fue buscando otras cosas que ya no trataban solamente de su patria o de América Latina.”
Celia María Hart Santamaría (fallecida en un accidente automovilístico), hija de Haydée Santamaría y Armando Hart; aunque no conoció a su tío Abel, habló en una entrevista a Sierra Maestra en el 2007 sobre las relaciones de este con su madre:
“Mi madre y mi abuela se querían mucho, pero tenían unas relaciones muy tensas porque mi abuela decía que mi madre sólo quería a Abel y Abel sólo quería a mi madre.”
“Cuando Abel se marcha para la Habana, mi madre sale tras él, era al único hermano que le hacía caso y fue el que la enseñó a ser absolutamente martiana.”
“Las fantasías de mi madre era que tenía un abuelo mulato mambí. ¿Qué abuelo mulato va a tener si era descendiente de españoles? Era muy apasionada y Abel siempre fue más contenido, ya en La Habana él tenía una formación marxista. Aún así, realmente la unión entre esos dos hermanos fue muy buena; se fusionaron el talento y la pasión y creo que es lo que le dio a los Santamaría esa luz, que yo digo que son los primeros en descubrir que Fidel Castro es Fidel Castro.”
Los dos jefes de los preparativos para los asaltos de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, se unieron en pensamiento y acción en aquel julio de 1953, porque como dijera el propio Abel: “Todos los cubanos se lo merecen todo, y no importa que nosotros arriesguemos algo para que esos cubanos se den cuenta de que se merecen que por ellos hagamos un hecho y quedemos ahí.”
Y Abel quedó ahí, torturado por los esbirros de la tiranía. A él no le importó verse sin ojos y sin uñas, prefirió la muerte, antes que traicionar a sus compañeros. Por eso a Abel se le recuerda hoy y siempre.
No vio por lo que luchó, pero seguro imaginó lo que íbamos a ver otros: una Cuba fiel a pensamientos y acciones de bien.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Catedral santiaguera: la primada de Cuba

Sus dos torres se alzan desafiantes pretendiendo tocar con sus cruces episcopales el azul de nuestro cielo, seis campanas avisan a la ciudad que ha llegado la hora de la misa y un ángel provincial con su mirada marmórea, sobre el acceso principal, observa enternecido a todos los que se embelecen al contemplar la Catedral Primada de Cuba, símbolo de una historia de más de cuatrocientos años.
La isla de Cuba tuvo su primera catedral en Santiago de Cuba al trasladarse el obispado de Baracoa por expresa solicitud del emperador de España Carlos V. La autorización llegó de manos del Papa Adriano VI. Era el 28 de abril de 1522.
Bajo guano y madera quedaba bautizada la catedral de Santiago de Cuba. Durante casi tres siglos fue el único centro de gobierno eclesiástico en la mayor de las Antillas. La naturaleza pareció darle la espalda, pero los santiagueros supieron cómo levantarla una y otra vez.
Primer Monumento Nacional de Santiago de Cuba y segunda catedral del hemisferio occidental es Basílica Menor Metropolitana.
En la catedral, don Esteban Salas convirtió la capilla de música en un verdadero conservatorio. Oratorios y villancicos se levantaron del pentagrama para legarnos la atmósfera que gestó las primeras obras clásicas de la música cubana.
Historia, religión, arquitectura hallan la comunión perfecta en el interior de esta catedral, pero no solo eso. Bajo sus cimientos descansan los restos del adelantado Diego Velázquez, así como de otras ilustres personalidades.
Vinculada a la historia, la catedral motiva, su arquitectura inquieta y su cultura deslumbra.
Santiagueros y visitantes saben a mirar a sus alturas y guardan en sus pupilas la imagen desafiante de quien se adueña de una ciudad peculiar.
El atrio elevado le da mayor prestancia y constituye un magnífico mirador hacia la antigua plaza de armas, hoy Parque de Céspedes. Esta edificación constituye un paradigma del eclecticismo santiaguero. Desde cualquier ángulo que se mire será distinta, más inclinada, más recta, más angelical.
A ella hay que mirarla entre las nubes y afincada a la tierra de temblores sobrenaturales, en el asombro de quien la descubre y la protege y en el coro que vuela más allá de sus límites. Ella es de la imagen de Santiago: La Catedral Primada de Cuba, Basílica Menor Metropolitana.


La diabetes le resta años a su vida y vida a sus años


La Diabetes Mellitus es una enfermedad metabólica heterogénea y compleja, caracterizada por una elevación permanente de los niveles de glucosa en sangre, debido a una menor producción y/o acción de insulina, que tiene como resultado la incapacidad del organismo para metabolizar los nutrientes adecuadamente.
“Varios factores genéticos y ambientales condicionan la etiología y evolución de la diabetes, habiéndose descrito importantes diferencias entre distintos países y grupos étnicos o culturales, respecto a la prevalencia de la enfermedad y frecuencia de sus complicaciones, explicó Olga Lidia Pereira Despaigne, especialista en Endocrinología.
“Estudios sobre las posibles causas de la DM demuestran que hábitos alimentarios no sanos, sobrepeso corporal, vida sedentaria y estrés, pueden ser desencadenantes de su desarrollo clínico, mientras que el peso corporal ideal, la alimentación balanceada y el aumento de la actividad física lo evitan o retardan.”
Según la especialista el tratamiento de la diabetes es complejo y sus resultados dependen, en gran medida, del nivel de comprensión, destreza y motivación con que el paciente afronta las exigencias terapéuticas. Es por eso que cuidado y educación deben constituir un binomio integral en los servicios médicos.
El 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes en homenaje a Frederik Grant Banting, nacido en esta fecha, pero en 1891, descubridor junto con Charles Best, de la insulina, gracias a la cual la diabetes pasó a ser de una enfermedad mortal a controlable.
Esto se celebra en más de 200 asociaciones que corresponden a la Federación Internacional de Diabetes (FID), en más de 160 países y en todos los Estados que pertenecen a las Naciones Unidas.
En el mundo unos 250 millones de personas viven con diabetes y la FID estima que otros 300 millones están en riesgo de contraer la de tipo 2.
En Cuba la prevalencia de la diabetes es de 31 por cada mil habitantes y ocupa el cuarto lugar entre las enfermedades crónicas no transmisibles.
Santiago de Cuba tiene más de 30 mil pacientes con la enfermedad; 11 mil de ellos en el municipio cabecera, dijo a Sierra Maestra Pereira Despaigne.
“El Sistema Nacional de Salud (SNS) en Cuba no ha estado ni ajeno ni a la zaga dentro de este contexto. En los albores de 1970, el Instituto Nacional de Endocrinología (INEN) creó el Centro de Atención al Diabético, primero de su tipo en América Latina, y cuya función principal es la educación diabetológica”, comentó la Endocrinóloga.
En la provincia existe un Centro de Atención Integral al Diabético donde enseñan a los pacientes a convivir con la enfermedad y garantizar estilos de vida sanos.
“Desde el punto de vista económico, las inversiones para educar al paciente diabético sobre su autocontrol diario son mucho menos costosas que los gastos clínicos y terapéuticos para atender una amputación, aplicar láser a un paciente con retinopatía, o establecer un tratamiento dialítico ante una insuficiencia renal. Desde el punto de vista de calidad de vida, vida socialmente útil y bienestar general de la población, prevenir es mejor que curar, y promover salud, mejor que prevenir enfermedades”, concluyó la doctora.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Cardiocentro santiaguero: un corazón que no deja de latir


Con cerca de 6000 intervenciones quirúrgicas el Cardiocentro de Santiago de Cuba arribará al aniversario 25 de su fundación, en enero próximo.
Esta cifra, en la que se incluyen las intervenciones de urgencia que siempre serán más riesgosas y complicadas, la suman tanto las operaciones abiertas (con circulación extracorpórea) como cerradas, con una supervivencia general de un 95%, según informó Héctor del Cueto Espinosa, Doctor en Ciencias, profesor Titular, Consultante y de Mérito y Director del Cardiocentro de Santiago de Cuba.
En este cuarto de siglo el 75% de las operaciones ha sido a corazón abierto.
Desde hace algo más de cinco años se inició en esta instalación hospitalaria la cirugía coronaria a corazón latiendo, proceder que es mucho más beneficioso para el paciente, ya que no es necesario utilizar la circulación extracorpórea, es más rápida la recuperación del operado, menos el estadio hospitalario y menor el costo.
“La mortalidad en este tipo de cirugía es de 2.9%, lo cual es un índice muy satisfactorio, sobre todo, si se tiene en cuenta el incremento de la edad de la población, pues una gran parte de estos pacientes son mayores de 65 años”, dijo del Cueto Espinosa.
En la intervención de los aneurismas de la arteria aorta ascendente se han perfeccionado las técnicas quirúrgicas.
“La arteria aorta ascendente efectúa en la parte superior del tórax un arco que se llama arco aórtico y del cual emergen las arterias que van a irrigar el cerebro y en el actual año hemos abordado la cirugía de este riesgoso segmento con buenos resultados; es la primera vez que se realiza en el país”, explicó el especialista.
Las enfermedades que más se intervienen quirúrgicamente desde el punto de vista cardilógico son las cardiopatías isquémicas y las afecciones valvulares.
El Cardiocentro de Santiago de Cuba, Colectivo Moral desde 1994, atiende a las provincias desde Las Tunas hasta Guantánamo, que incluye más de 4 millones de habitantes; es el que más área de atracción tiene.
Desde su fundación el 12 de enero de 1987 ha trabajado por la superación científica de todo el personal y de forma constante hace revisiones de las conductas asistenciales en las distintas entidades clínicas, con vista a lograr cada vez más una mejor atención a los pacientes.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Cristian, arrancado de los brazos de la muerte


Aquellos vómitos podían ser propios de los niños a esa edad, además, en él no eran inusuales. Aun así, en casa se le mantuvo la observación.
Con la noche llegó el sueño de todos en el hogar, pero en la madrugada el bebé despertó para alimentarse. Luego de amamantarlo la madre tenía las piernas ensangrentadas; el niño tenía sangramiento anal. Rápidamente la familia toda se pone en función de la criatura, lo llevaron para el Hospital Infantil Norte (ONDI).
El reloj todavía no marcaba las seis de la mañana. Los médicos sospechaban que podía ser una invaginación intestinal o un sangramiento digestivo. Comenzaron a hacerle exámenes. Deciden trasladarlo para el Hospital Infantil Sur (La Colonia). Ya el niño estaba deshidratado. Se confirma la invaginación intestinal.
Pasadas las tres de la tarde del 18 de junio de 2011 llevan a Cristian Alejandro Hervás Chávez, de dos meses de nacido, al quirófano. Al salir del salón de operación el cirujano le informa a la familia que era una invaginación muy grande y los pronósticos no eran buenos, había que esperar.
A Cristian Alejandro lo ingresan en terapia intensiva. Al día siguiente hace un paro respiratorio, comienza el abdomen a distendérsele, no respondía a los equipos. Todo el personal médico se pone en función Cristian. Dice Caridad Rodón, la abuela materna, que Dairon, el ropero, se convirtió hasta en mensajero e iba una vez y otra de la farmacia a terapia.
Logran entubarlo y a través de un abordaje profundo que le habían hecho le pasan los medicamentos. Estaba muy crítico, en cualquier momento podía fallecer.
Los médicos decidieron arriesgarse a una segunda intervención quirúrgica. Solo tenían la sospecha de lo que podía ser; abrieron al azar. Los especialistas confirmaron el diagnóstico que habían pensado: una necrosis intestianl en el tramo que se había invaginado. Le hacen la resección de 23 centímetros de intestino.
Lo dejaron en terapia intensiva unos 10 días, reportado primeramente de muy crítico, luego de grave y con pronóstico reservado.
Hizo una sepsis generalizada, la cual le provocó una insuficiencia renal, un distréss respiratorio y otras complicaciones que lo reportaban de crítico.
Al mejorar lo pasan para terapia intermedia y luego para la sala de Cirúgía. En la madrugada del día que pensaban darle el alta, hizo fiebre. Por la mañana la abuela, que lo cargaba, se da cuenta de que el bebé tenía los intestinos afuera. Al asitirlo, el cirujano le informa a la familia que una vez más había que llevarlo al quirófano por una evisceración. Sale bien, se recupera. Finalmente el niño se va de alta, evolucionó satisfactoriamente.
Su familia pasó los ratos desagradables, los desvelos, las horas de llanto y los momentos angustiosos en que mantenían la incertidumbre porque existían grandes probabilidades de que llegara la fatal noticia.
Hubo instantes en los que ángeles, arcángeles, santos y patrones les acompañaron en ocasiones de desesperos. Y por supuesto, la fe y la confianza en el personal médico, paramédico y de los servicios no se les desvincularon ni un segundo.
“De corazón te digo que en ese hospital existen todos los valores humanos. No sabemos cómo agradecer a todo el personal que tanto nos ayudó, sin diferencias, desde la pantrista hasta la recepcionista. Nos dieron apoyo incondicional e hicieron todo lo posible porque el niño se salvara”, dijo a Sierra Maestra la abuela del bebé.
También Dunia, la madre, habla de la tristeza que sentía y de lo que significa tenerlo salvo y sano de regreso en el hogar. Y la pequeña Carla, la hermanita, lo abraza y lo besa como si fuera su más grande muñeco.
Mencionaron nombres como Liset, Quintana, Jorge, Jesús, Ñiquito, Roberto, Pablo, Félix y Mohamed, un residente extranjero que afirmó que ese era un logro y un milagro de la medicina cubana. Aunque faltó nombrar a otros, la gratitud es a todos, es al Sistema de Salud Pública.
Según los especialistas del Servicio de Cirugía del Hospital Infantil Sur la invaginación intestinal (introducción de un segmento del intestino dentro de sí mismo) es frecuente, sobre todo en menores de dos años. Las causas son generalmente idiopáticas (desconocidas) aunque en algunos niños mayores ha habido determinadas razones: tumores, un paquete de lombriz o cuerpos extraños como semillas.
El caso específico de este bebé es una rareza por la complicación que hizo luego de operarlo de la invaginación intestinal; ese ejemplo sí es inusual.
Ya Cristian tiene siete meses y sus ojos vivarachos no muestran a un bebé arrancado de los brazos de la muerte, sino a una criatura con deseos de vivir, sano y con una sonrisa infantil, a veces convertida en carcajadas.



Castillo del Morro: entre el mar y las montañas


Estamos en el siglo XXI, ya por las aguas que rodean a Cuba no entran piratas ni filibusteros, y aun así, la Fortaleza de San Pedro de la Roca o Castillo del Morro, como todos lo conocen, parece guardar la bocana oriental.
Para impedir las frecuentes incursiones que los bucaneros y corsarios hacían a Santiago de Cuba durante todo el siglo XVI y XVII, los vecinos de la zona levantaban parapetos y reductos en todo el litoral de la bahía, pero estas obras realizadas sin ingenieros y sin arte, resultaban inútiles.
Es entre 1638 y 1700 que se construye San Pedro de la Roca por necesidades defensivas y para salvaguardar la ciudad.
Bañada por las aguas del Caribe y acariciada por las nubes, se levanta sólida esta fortaleza sobre el farallón de la bahía santiaguera. Se erige de manera impresionante en un peñasco a 74 metros sobre el nivel del mar y de frente a este.
Sus gruesos muros, torres y murallas, muestran las huellas del arte militar desarrollado en Italia, España y Cuba entre los siglos XVI y XIX. Tiene una gran riqueza arquitectónica con un alto valor estético e histórico considerado el ejemplo más vasto y completo exponente de los principios de ingeniería militar del Renacimiento en el Caribe.
El Sitio Histórico Castillo del Morro incluye a otras fortificaciones aledañas que completaron, en aquellos siglos, el sistema defensivo.
Actualmente toda la historia del Morro se recoge en el Museo de la Piratería, situado en la propia fortificación.
La fortaleza San Pedro de la Roca fue declarada Monumento Nacional el 25 de diciembre de 1979. Años más tarde en 1997, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) la declara Patrimonio de la Humanidad.
Al recorrer los diferentes espacios del castillo, queriendo o no, haces una retrospectiva en el tiempo, logras remontarte a otras épocas. Llegan a parecerte raros sus dos pozos ciegos y sus dos baluartes.
Si gustas de la naturaleza, este puede ser un saludable lugar; lo mismo consigues abarcar con la mirada el ancho mar o las montañas de la Sierra Maestra que compartir la caída de la tarde con La Puesta del Sol.