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viernes, 18 de noviembre de 2011

Catedral santiaguera: la primada de Cuba

Sus dos torres se alzan desafiantes pretendiendo tocar con sus cruces episcopales el azul de nuestro cielo, seis campanas avisan a la ciudad que ha llegado la hora de la misa y un ángel provincial con su mirada marmórea, sobre el acceso principal, observa enternecido a todos los que se embelecen al contemplar la Catedral Primada de Cuba, símbolo de una historia de más de cuatrocientos años.
La isla de Cuba tuvo su primera catedral en Santiago de Cuba al trasladarse el obispado de Baracoa por expresa solicitud del emperador de España Carlos V. La autorización llegó de manos del Papa Adriano VI. Era el 28 de abril de 1522.
Bajo guano y madera quedaba bautizada la catedral de Santiago de Cuba. Durante casi tres siglos fue el único centro de gobierno eclesiástico en la mayor de las Antillas. La naturaleza pareció darle la espalda, pero los santiagueros supieron cómo levantarla una y otra vez.
Primer Monumento Nacional de Santiago de Cuba y segunda catedral del hemisferio occidental es Basílica Menor Metropolitana.
En la catedral, don Esteban Salas convirtió la capilla de música en un verdadero conservatorio. Oratorios y villancicos se levantaron del pentagrama para legarnos la atmósfera que gestó las primeras obras clásicas de la música cubana.
Historia, religión, arquitectura hallan la comunión perfecta en el interior de esta catedral, pero no solo eso. Bajo sus cimientos descansan los restos del adelantado Diego Velázquez, así como de otras ilustres personalidades.
Vinculada a la historia, la catedral motiva, su arquitectura inquieta y su cultura deslumbra.
Santiagueros y visitantes saben a mirar a sus alturas y guardan en sus pupilas la imagen desafiante de quien se adueña de una ciudad peculiar.
El atrio elevado le da mayor prestancia y constituye un magnífico mirador hacia la antigua plaza de armas, hoy Parque de Céspedes. Esta edificación constituye un paradigma del eclecticismo santiaguero. Desde cualquier ángulo que se mire será distinta, más inclinada, más recta, más angelical.
A ella hay que mirarla entre las nubes y afincada a la tierra de temblores sobrenaturales, en el asombro de quien la descubre y la protege y en el coro que vuela más allá de sus límites. Ella es de la imagen de Santiago: La Catedral Primada de Cuba, Basílica Menor Metropolitana.


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