Desde hace unos días en muchos de los hogares se ha colocado el arbolito de Navidad y estos forman parte de la decoración de casa. También se ven las guirnaldas y lucecitas de colores con musiquita y sonidos. Ya estamos en Navidad. Las flores de Pascuas así lo anuncian.
Se respiran aires diferentes, aires de fiesta, de alegría. El lechón crece, engorda y se le cuentan los días que le quedan antes de convertirlo en un sabroso asado.
Amigos y familias acuerdan dónde hacer la fiesta que ya forma parte de la idiosincrasia del cubano. El cerdo asado, el arroz congrí, el ñame, la fritura, la ensalada y el ron Santiago, Santero o Mulata integran lo que se consumirá.
Hay quienes siguen la tradición de comprarse alguna ropa nueva para el advenimiento del año entrante.
También están los que extrañen a parientes y amigos, pues no los tienen cerca, o sencillamente ya no los tienen. Ahí se escapan algunas lágrimas por la nostalgia de la ausencia. Pero pronto regresa el entusiasmo con el que contagian los otros cercanos.
El 2011 queda atrás cual adiós del pasado. Los buenos o malos momentos vividos en este quedan solo en el recuerdo de lo que fue y no volverán a ser, por lo menos no de la misma manera, pues cada instante es único e irrepetible.
Con el nuevo año también nos llegan expectativas, sueños, metas, aspiraciones de que los 12 nuevos meses serán mejores que los ya vividos. Viva cada día como si fuera el fin, despídase del 2011 con empeño para que el 2012 sea de éxitos y logros.
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