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miércoles, 23 de mayo de 2018

A mi Yele

Nos conocimos en el Seminternado Raúl Gómez García del Reparto Abel Santamaría en #SantiagodeCuba.
Ella era un curso mayor que yo, pero nos unieron las actividades y la Organización de Pioneros José Martí (OPJM).
Siempre fue alegre y dispuesta. La recuerdo con su pelo corto. Me atrevería a recordar algunos de los de su aula: Arianna (la melliza) Indira (que vivía en el edificio de la parada de micro 3), Yetsy Drake Urgellés, Carlos Oliver Cobian Caballero...

Luego hiciemos la secundaria en escuelas diferentes, pero nos veíamos con frecuencia y compartíamos eventos, actividades y competencias. En julio de 1998 nos pasamos cerca de una semana en la Granjita Siboney, y no sé si ella se acuerda, pero yo tengo excelentes recuerdos de entonces. De hecho, algunos de los otros amigos que se nos sumaron en esa ocasión han trascendido hasta la actualidad: Alexander Verdecia, Enmanuel Núñez, Erioth Arce Del Pozo...
Ya cuando entro a la vocacional Yelena para mí, Yelene para otros, me llevaba un curso de diferencia, pero la amistad era igualmente sincera.
Pasó el tiempo; ella se hizo médico, yo me hice periodista. Ella se hizo obstetra y yo quedé embarazada. Durante mi larga estancia en el Hospital General Docente Clínico Quirúrgico Ginecobstétrico Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso me visitaba con frecuencia y a veces desde el pasillo me tiraba un beso, cual amiga que no olvida.
Para suerte mía, el día en que me hicieron la cesárea, entraban de guardia 4 especialistas que habían estudiado conmigo en la vocacional: Kety, Liliana, una enfernera y ella que era la jefa de la guardia que me recibía. No sé cuántas veces estuvo a mi lado. Fue quien me dio la noticia de que me trasladarían para la Sala de Terapia Intensiva. Dio partes a mi familia, y sobre todo, mucho aliento a pesar de mi estado. Les pidió que no lloraran cuando me vieran durante el instante del traslado. Les dijo que se mantuvieran alegres cuando la camilla les pasara por al lado.
La vida nos ha ido uniendo, la amistad se ha mantenido desde la infancia. No nos vemos con frecuencia (ni siquiera cuando está acá), no hablamos siempre, pero creo que el cariño que nos tenemos es un cariño enquistado.
Hoy ella está lejos de su tierra, de su niño, de su madre, del resto de la familai, de parte de los amigos, pero hoy ella está presente en esta amiga que desde la distancia le dice: TE QUIERO MUCHO MI YELE.

Leer más en el siguiente link...
http://www.sierramaestra.cu/index.php/especiales/19931-cuba-y-argelia-una-sonrisa-al-mundo 

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