Nació
muy pequeñito, su peso era inferior a los 2500 gramos. Luego de ser asistido
por los especialistas es trasladado para la sala de Neonatología donde
recibiría las atenciones pertinentes.
Muchas
fueron las promesas de fe que hizo la familia en medio del desespero, al verlo
tan minúsculo y por el temor de si se salvaba o no, aunque los médicos se
empeñaban en preservarle la vida. Las horas de preocupación parecían
interminables.
La
madre pasaba ratos frente al cristal y a veces hasta las lágrimas le corrían
por las mejillas. Luego entraba a amamantarlo, lo cual constituía el momento de
feliz intercambio con su criatura.
El
amor y el cariño también eran importantes para que el recién nacido recobrara peso. Una vez que aumentó, lo
trasladan junto a su progenitora para la sala de puerperio. Ahí estuvo más de
un mes. Tal vez hubo instantes de desespero para la madre en los que necesitaba
de su hogar y de su espacio. Sin embargo, pronto reconquistaba la paciencia
cuando veía que su bebé se recuperaba poco a poco.
Los
pezones se les hicieron postillas, pero aguantaba el dolor porque sabía que
solo la lactancia materna exclusiva era la garantía para la recuperación de su
hijo.
El
bajo peso al nacer (BPN) está en aumento en el mundo y Cuba no está exenta de
este fenómeno.
En
la provincia de Santiago de Cuba el hospital general Clínico Quirúrgico
Ginecobstétrico es el centro de referencia para bajo peso al nacer.
“Una
de las principales causas del BPN es la hipertensión gestacional propiamente
dicha, o sea, la preclampsia y en ocasiones la eclampsia. Son madres que tienen
un daño previo y hay que interrumpirlas por el bienestar materno y puede que
estos niños no tengan aún el peso ideal para el nacimiento”, comentó Migdalia Montoya
Infante, especialista en Ginecobstetricia.
“Hay
otras afecciones que nos hacen interrumpir la gestación precozmente, como son
las infecciones vaginales. Y ya cuando las mujeres pierden líquido esto es un
riesgo importante y muchísimas veces se viene con ruptura prematura de membrana
a las 30 semanas, por ejemplo, y ya eso es un peligro de que ese niño no tenga
el peso adecuado.”
Señaló
también que hay mujeres desnutridas que se embarazan y se captan con un peso no
ideal, por lo que en ocasiones no tienen un buen crecimiento intrauterino. Otro
factor de riesgo es la diabetes gestacional, “aunque -explicó la especialista-
con el seguimiento que se les está dando a estas gestantes se ha controlado y
actualmente no es lo que más bajo peso aporta”.
Las
doctoras Montoya Infante y Marlene Rosell Díaz, especialista en Neonatología,
insistieron en la necesidad de planificar el embarazo. A veces determinamos
parir una vez que hemos quedado embarazadas, pero no porque estamos en las
mejores condiciones ni física ni biológica ni económicamente.
No
es menos cierto que garantizar una dieta balanceada y sana para una embarazada
es difícil, pero la familia
tiene que involucrarse y no desentenderse. La mejor comida debe ser para la
gestante, y su dieta tiene que respetarse, no es para compartirla con todos los
miembros del hogar.
Es
importante que la mujer en edad fértil estudie el momento idóneo y oportuno
para procrear. Hay que cuidarse de las infecciones vaginales que constituyen
hoy en día uno de los factores de riesgo principales y tiene otras
consecuencias. Las embarazadas necesitan además, una atención diferenciada, y
sobre todo el apoyo familiar. La gestante debe sentirse importante y de igual
manera dar cariño a su criatura desde que es un embrión.
“Los
bajo peso necesitan del acercamiento y el afecto de sus madres y estas deben
evitar los estados de depresión y de desesperación porque aunque parezca que no, se les
transmiten al niño y entonces son infantes que no ganan peso”, añadió la
ginecobstetra.
Muchos
son los riesgos y las secuelas del bajo peso al nacer. Puede incidir, por
ejemplo, tanto en el desarrollo psicomotor del niño como en su desarrollo
intelectual. De ahí que a la mayoría de estos pequeños los siguen los
neonatólogos por uno o cinco años en las consultas de neurodesarrollo.
Las
mujeres deben prepararse para el advenimiento del nuevo miembro de la familia.
Y saber, desde antes de la concepción incluso, que dar cariño y entregar todo
de sí es sumamente importante para el feliz crecimiento de sus hijos y que
embarazarse no es juego de muñecas.