Hace
cinco años las redes sociales facilitó la entrevista. En ese tiempo él
desafiaba la muerte en la lucha contra el ébola, allá en Sierra Leona.
No
nos conocemos personalmente, pero no hemos perdido la comunicación.
Desde que se diagnosticaron los primeros casos positivos a la Covid19 en Cuba pensé en él y tenía la certeza de que sería de los elegidos para enfrentarla, dentro o fuera del territorio nacional.
Entonces le escribí y casualmente se disponía a viajar a la capital y luego a algún otro país, que todavía no sabía.
Desde que se diagnosticaron los primeros casos positivos a la Covid19 en Cuba pensé en él y tenía la certeza de que sería de los elegidos para enfrentarla, dentro o fuera del territorio nacional.
Entonces le escribí y casualmente se disponía a viajar a la capital y luego a algún otro país, que todavía no sabía.
¿Cuándo y cómo se
enteró de que se iría a enfrentar la #Covid19?
"Me
enteré tres días antes de partir para la Habana, no tenía idea aún de a qué
país iríamos. En la capital se hablaba de Jamaica, Granada y otros. A los pocos
días comenzó a comentarse de que Italia iba a solicitar ayuda, pero fue par de
días después que supimos formalmente que era cierto. Se formó la brigada
rápidamente y luego de dos días, partimos."
¿Presentía que sería llamado?
"Te
diré la verdad, nunca me imaginé que aquello que comenzó con unos pocos casos
en China fuera a convertirse en lo que es hoy, pero cuando la epidemia comenzó
a extenderse de la forma en la que lo fue haciendo, sí tuve el presentimiento
de que todas las brigadas Henry Revee serían activadas, con más razón la que
estuvieron en el Ébola, pues ya teníamos experiencia."
¿Estaba preparado?
"No,
no estaba del todo preparado, pero tampoco necesitaba un mes para estarlo, el
entrenamiento para el Ébola había sido muy fuerte y de mucho nos serviría esta
vez."
¿Qué dijo y qué dice la familia? ¿Se comunica frecuentemente con ellos?
"La
familia, ya sabes, aun cuando te apoye siempre, nunca quiere que uno vaya a
arriesgarse. Mi familia no es la excepción, pero me apoyó en todo y en todo
momento.
“Me
comunico todos los días con todos o casi todos. De alguna manera sé de ellos y
ellos de mí. Esa es una de las tantas cosas en que los italianos nos han
apoyado, porque aún no hemos podido acceder a las líneas para celulares, por
seguridad del país, pero habilitaron WiFi para nuestro uso exclusivo."
Usted ha cumplido misiones en otros países, pero ¿en alguna ocasión en uno de Europa? ¿Lo imaginó alguna vez?
“He
estado en Venezuela y en Sierra Leona, pero nunca imaginé y creo que nadie lo
creyó, que Italia fuera a solicitar ayuda médica a Cuba y es algo inédito hasta
ahora. Lo que sé de estos países es por la historia y los medios de
comunicación, pero he leído muchos libros y muchas cosas que veo aquí, ya las
había imaginado.”
¿Cómo fue esa impresión inicial de llegar a Italia justo cuando hacía mucho frío y estaba siendo el epicentro de la pandemia?
“Nosotros,
al menos yo, veníamos con cierto recelo y dudas en relación a nuestra llegada y
la forma en que nos tratarían estas personas. Veníamos con un no sé qué, de
incertidumbre, sin embargo, todo se comenzó a minimizar, saliendo ya de Cuba.
“En
el aeropuerto de La Habana había unos cuantos turistas italianos, que
comenzaron a aplaudir la salida de nuestra brigada hacia el avión y cuando
llegamos a Roma fue igual, todas las personas se paraban a saludarnos con
aplausos y frases de agradecimiento y lo mismo pasó cuando llegamos a la ciudad
en la que estamos, fue muy emocionante.
“Bueno,
lo del frío fue algo duro, menos mal que el día antes de venir, nos reunimos y
a un médico se le ocurrió revisar las condiciones meteorológicas de este país y
valga eso, porque el parte decía que la temperatura en la región de Lombardía
para el día que íbamos a llegar era de un grado. En Cuba hay que recordar que
ya en 18 y 20 grados, se sacan los abrigos del clóset.
“A
mí personalmente me gusta mucho el frío y traía una enguatada semi gruesa, muy
buena y un suéter que en Cuba cuando hace frío de verdad me hace sudar y pensé
´con esto, más el abrigo que me dieron en Cuba es suficiente´, pero cuando
llegamos aquí ¡qué va! Parecía que aquella enguatada y el suéter estaban
mojados, el frío se metía por la tela como si nada, jajaja. La suerte fue que
enseguida nos consiguieron abrigos y ahora tenemos más abrigos que frío.
La temperatura llegó hasta menos un grado y cuando más subía era a ocho o diez grados al mediodía, en estos momentos ya la temperatura se mantiene muy agradable.
¿Cómo es un ciclo de días de trabajo allí? ¿Me decía que es un hospital de Campaña? ¿Cómo son las condiciones?
“Nosotros
trabajamos las 24 horas del día. La brigada está dividida por equipos de
trabajo, de manera que podamos descansar, pues el agotamiento aquí es fatal. Ya
una vez que estás dentro de la sala se cumplen todas las medidas y se hace el
trabajo que normalmente se realiza en la de cualquier hospital.
“Trabajamos
con pacientes enfermos, pero no en estado crítico. Si un paciente se agrava, se
remite al hospital, donde también trabajan los clínicos e intensivistas nuestros.
En ambos lugares trabajamos junto a médicos y enfermeros italianos.
“El hospital,
al igual que en el ´Ébola´ es un hospital de campaña, diseñado y armado
por los chinos; son casas de lona que forman una gran estructura, equipado por
dentro con todo lo necesario, que incluye: Rayos X, ultrasonido, equipo para
gasometría y otros y tienen sistema de calefacción o aire acondicionado, según
el paciente lo necesite. El flujograma dentro está muy bien diseñado.
“Aquí, al
igual que en todos los países del mundo, hay crisis con los componentes para garantizar
la protección. Nosotros los tenemos, pero se nos exige que seamos cuidadosos al
manipularlos para evitar que se deterioren. El traje no se cambia durante todo
el turno y es realmente muy molesto, aunque sea más llevadero.”
¿Qué dicen los italianos del trabajo de los cubanos?
“Se nos dijo
que no era necesario hablar italiano ni inglés, que ellos entendían el español,
pero como quiera, al principio el idioma dio su trabajo porque nosotros
instintivamente al ver que no podían entendernos bien, queríamos entonces
hablar inglés y ellos querían hablar español y se formaba allí una sopa de
idiomas… jajajajaja, pero poco a poco eso fue cambiando. Ya hoy ese problema es
mínimo y eso, además de ayudarnos, ha estrechado las relaciones de afecto entre
las dos partes. Su personal es muy profesional y afectuoso, incluso, han
escrito cartas de agradecimiento y de reconocimiento por nuestro trabajo.”
¿Puede hacer una breve comparación del enfrentamiento al ébola y a este nuevo coronavirus?
“El Ébola es
sin dudas alguna mucho más letal que el Coronavirus, pero este es más
contagioso. Nosotros manipulábamos más a los pacientes del Ébola que a estos,
puesto que aquellos generalmente estaban muy graves, esas dos condiciones nos
hacían más vulnerables.
“El traje
del Ébola era herméticamente cerrado y eso en aquel país de temperatura similar
a la nuestra, era realmente sofocante. Allá no era posible mantenerse por más
de hora y media el traje puesto por el peligro de deshidratación. Aquí en
cambio, no pasa esto, el frío fue aliado en ese caso (aunque a veces teníamos
que acudir a la calefacción). Estos trajes tienen un poquito más de
ventilación.”
Un día le pregunté que si tenía miedo y me respondió que sí, que era lo que le ayudaba a no equivocarse. Hoy le hago la misma pregunta ¿Qué me contesta?
El miedo
siempre está cuando tú sabes que te juegas la vida y cuando un simple detalle
te puede llevar a la muerte, pero eso no nos detuvo allá ni lo hará aquí
tampoco. Pero sí nos cuidamos con todas las energías y para evitar casualidades,
soy muy consciente de no sentirme confiado porque en la confianza está el
peligro y eso arrecia más el instinto de cuidarnos.
¿Algún mensaje a la población?
Me
quisiera despedir con una reflexión que ya muchos han hecho, pero que no por reiterativa,
deja de tener importancia, me refiero a la cuarentena.
“La
cuarentena es una medida clínico epidemiológica que toda la vida se ha hecho y
todos en la vida alguna vez la hemos implantado en nuestras casas por ejemplo,
cuando un paciente tiene Varicela o un herpes zoster o cualquier otra
enfermedad contagiosa, que se le emite certificado médico, ¿Para qué se hace?
¿Qué padre o hermano o amigo mandaría a una persona así a la tienda o a comprar
el pan o a meterse en una cola? Nadie lo haría ¿Y por qué no lo mandan? ¡Ah!
para que no infecte a más nadie. Cuando a tu niño lo sacan del círculo o de la
escuela por enfermedad, muchas veces lo hacen para evitar la propagación en
esos espacios.
“Si
usted sabe que en un lugar hay muchos pacientes enfermos con peligro de
contagiar ¿Mandaría usted a su hijo? Entonces me pregunto ¿Por qué es tan
difícil entender esto ahora, precisamente cuando más falta hace su comprensión?
“Las
noticias en el mundo son dramáticas. En algunos países entierran a los muertos
en fosas colectivas, los fallecidos se encuentran en las calles y en las casas
sin que vayan por ellos, no existe capacidad para atender el volumen de
pacientes que llega a los hospitales, todo ha colapsado y la causa fundamental
es por no cumplir con el distanciamiento social.
“Nosotros
necesitamos y eso es una obligación, cumplir con el aislamiento que tanto exige
nuestro gobierno y que tanta falta hace. Es el único modo de no vivir un
episodio trágico de los que tantos seres en el mundo están siendo testigos.
“El
aislamiento social, o la cuarentena en aquellos sitios en los que se
establezca, no es un capricho, es una necesidad. No arriesgues a tu familia,
demuestra tu valor y tu solidaridad con tu gente, con los tuyos. Cuida tu casa,
tu pueblo, tu país y eso solo se logra si te cuidas tú.”
Desde
la lejana Lombardía, la región italiana, nos llegan sus consejos, su
preocupación, su cariño...
Hoy
su pueblo de Segundo Frente vuelve a sentir orgullo de tener a uno de sus
hombres en la primera fila del combate. Esta vez las granadas, los disparos,
las bombas… no son para defenderse en un conflicto bélico, sino contra un
enemigo poderoso: la pandemia de la Covid-19 causada por el nuevo coronavirus
SARS-CoV2.
Meinardo,
como todos aquellos que en el mundo entero enfrentan la pandemia, tiene
familia, tiene gente que lo quiere y lo espera de regreso. Cuando esto pase, él
estará de vuelta y vendrán uno y otro abrazo, muchas historias para contar, un
sinfín de recuerdos y un hombre de gran coraje que desafía el peligro y la
distancia en tiempos de coronavirus.
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