Era enero de 2002
cuando apenas con 18 años llegaba por vez primera a los pasillos de Sierra
Maestra.
De ahí el primer
encuentro entre trabajadores y estudiantes. Todos expectantes esperábamos
escuchar el nombre de quien nos iniciaría por la senda práctica del periodismo.
La mayoría aspiraba a
ser ubicados en Deporte o Cultura. En verdad yo no tenía afinidad por nada;
solo quería hacer Periodismo. Y fue entonces cuando iniciaron los lazos de
amistad entre Rafael Carela Ramos y yo; él fue mi tutor.
Luego pasaron los
años y yo regreso a Sierra Maestra. Siempre escuché sus consejos, su opinión,
su criterio. Ante cualquier duda, sabía que en él tendría una respuesta.
Gracias a esta
editora por haberme permitido conocerle. Gracias a Rafacar por ser parte de mi
carrera.
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