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lunes, 21 de noviembre de 2016

¡Cachumba ha llegado a los 100!



Tal vez imaginé ver a una señora con una mota de algodón de cabellera, sin embargo, aún sus escasos mechones oscuros, aparejado a su cara bonita y su menuda figura, mienten ante la imagen de una centenaria.
Cuentan que eran 12 hermanos entre los que se hallaba ella: María Caridad Renté Puertas, nacida el 10 de noviembre de 1916 en Guantánamo.
A eso de los ocho años se traslada con la familia a la finca La Economía en el Ramón de las Yaguas, donde creció en un agradable ambiente familiar.
Con 21 años contrae nupcias con Evaristo García Fernández a quien dio sus años mozos y dos hijos: Manuel y Luis, uno ingeniero y el otro económico, respectivamente.
Dicen que era muy diestra y habilidosa en el arte de tejer. Siempre fue ama de casa, en tanto su esposo era el técnico dental de la zona.
Han pasado los años y ya su estabilidad no es la misma, su ritmo tampoco, pero su corazón sigue siendo enorme y aún su casa es la casa de todos.
Como le escribiera desde la distancia Manolito, uno de los nietos de esta longeva: “Ningún hotel de lujo se compara con la paz de tu casa y con ritmo pintoresco recuerdo los días que pasé contigo”.
Y añade: “Ese jardín de historias y costumbres no estaría completo sin tu paz y sabiduría (…) gracias mi Curu por compartir un pan y un techo, gracias por tus consejos y lo mucho que nos ayudaste. Papi dice que la educación de un hombre comienza varias generaciones antes que la de uno y yo honestamente creo que nuestras vida profesional y personal es un resultado de ese enorme deseo tuyo”.

Cachumba, como se le conocía desafía los años ¡y ha llegado a los 100! En su fiesta de cumpleaños una generación y otra intercambiaron recuerdos y rememoraron el árbol genealógico. Su celebración fue un brindis por la vida, un convite por la familia y un abrazo de paz.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Una fiesta centenaria



¿Qué es la fiesta de la bandera que cada año se celebra en la ciudad de Santiago de Cuba? Sencillamente se trata de una tradición que ya supera los 100 años de existencia.
El primer izamiento fue a las 12 de la noche de 1900 para comenzar el 1901, cuando el primer alcalde de Santiago de Cuba Don Emilio Bacardí Moreau la instituyó como Fiesta de la Bandera. Se izó en el mástil de la entonces casa Consistorial una de grandes dimensiones costeada por la suscripción popular y donada al ayuntamiento local.
Desde entonces, cada 31 de diciembre cuando el reloj marca las doce de la noche el Parque de Céspedes se viste de gala para dar la bienvenida al advenimiento del nuevo año. Entonces todos los presentes se abrazan y se felicitan cual si fueran amigos de toda la vida cuando ni siquiera se conozcan.
En medio de la música y de los fuegos artificiales los presentes se desean y auguran buenos deseos, salud, éxitos y prosperidad.  
Esta añeja tradición solo se ha dejado de celebrar de 1957 a 1958 ante las Pascuas Sangrientas que enlutaron a Cuba.
El resto de los años la gente acude al Parque de Céspedes, dejando incluso las fiestas del hogar, para disfrutar de este momento y aguardar expectantes si la bandera flota o no y hasta el modo en el que ondea tiene su mito. Si no ondea, no será un buen año; si lo hace es porque será un año próspero para la ciudad.
La Fiesta de la Bandera es toda una celebración a la que las personas disfrutan asistir en un vínculo social y familiar que difícilmente se repite en alguna otra conmemoración.