Desde el otro lado
del ordenador un corazón agitado esperaba la aparición de un nuevo mensaje. El
chat y los correos electrónicos se habían convertido en sitio de citas.
Es imposible
describir la ansiedad con la que uno y otro esperaban el texto de su
interlocutor, cuando ni siquiera se conocían personalmente.
Cada día se sumaban
más interrogantes, aumentaban las añoranzas por conocerse. Ambos se preguntaban
si el otro era tal cual se describía. ¿Qué pasaría en el primer encuentro
físico? ¿La química sería la misma más allá de esos intercambios?
Así sucede en los
tiempos modernos en los que las tecnologías y las redes sociales crean
conexiones a distancias. En tanto, nos preguntamos:
¿Es posible un
amor virtual? ¿Existe o no? ¿Mediante las redes sociales se puede conquistar
una relación? ¿Podría un amor digital trascender la ventana de un chat? ¿Es
posible enamorarse sin conocerse personalmente? ¿Será una tendencia de las
nuevas tecnologías conquistarse desde lejos?
Los criterios
respecto a este tema van en una dirección y otra. Algunos consideran que esos
amores se apagan y no duran. Entre el escepticismo y la confianza andan uno y
otro punto de vista.
En fin, conocerse a
ciegas puede constituir un riesgo a una decepción prematura, pues la persona
real tal vez equidiste del patrón idealizado desde el otro lado de la pantalla,
pero también puede ser una oportunidad para iniciar una relación duradera.
No importa cómo se
conozca una pareja, ni siquiera si se trata de una relación virtual o de una
pasión de internautas; lo realmente trascendental es la intensidad con que se
viva, el respeto que se procuren y que siempre, siempre se alcen las copas en
un brindis por el amor, incluso, más allá de un encuentro casual o de la incógnita
de una ventana de chat.
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