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martes, 4 de abril de 2017

El reto de ser joven



De pequeña quise ser grande; me creía grande, jugaba como grande; a veces a ser madre y a la vez simultanear con algún oficio o profesión. Prefería las tizas y la pizarra.
Mi mayor reto era que mis semejantes, pequeños igual que yo, entendieran la lección que les transmitía en una especie de repaso, imitando a mi maestra.
Fui creciendo, mis pensamientos eran más juiciosos, mi cuerpo, aunque menudo, mostraba ya a una señorita que cada día se aproximaba más a la juventud.
Culminaron los años en el preuniversitario, creo que los que más extraño. Llegó la Universidad, esa época en la que sin querer o queriendo adquieres nuevas responsabilidades; ya comienzan a ser otros los retos.
A los contemporáneos les ocurre igual, amén del nivel escolar, de lo que estudien o donde trabajen. La mente del joven va abriendo su diapasón. Tal vez sea la madurez que toca a la puerta para quedarse, aun cuando hay quienes dicen que hay personas eternamente inmaduras.
La juventud explora, innova, es atrevida, es dueña e hija de sus tiempos; la juventud revoluciona, es intrépida, desenfadada; la juventud es alegre y desafía el tiempo y los retos que se les imponen.
No por jóvenes no se tiene responsabilidad. La juventud lleva en sus espaldas el futuro, pues es el relevo. Tiene la misión de enseñar sobre las nuevas tecnologías a los colegas que no nacieron en la era digital, por ejemplo.
Los jóvenes tienen el deber de enfilar acciones en busca de oportunidades de desarrollo para sus descendientes.
Justamente cuando se es joven se procrea y se piensa en ese pequeño que nunca más crece para los padres; entonces pues, se tiene el reto de ser buenos progenitores.
Injustamente se escucha decir que la juventud está perdida y por lo general es en la voz de alguien que también vivió esa etapa. ¿Acaso todos no somos jóvenes alguna vez?
Entonces no se trata de criticar, sino de contribuir a que los descarrilados enderecen el paso; es construir, es ayudar a que los jóvenes se impongan retos, alcancen metas y obtengas triunfos.
Esta juventud, la mía, la que me ha tocado vivir, la que comparto con ustedes, es ante todo, un reto a la existencia, a pensar con sano juicio en cada una de las decisiones, a ser madre, hija, esposa, ejemplo, a no dejarme vencer en el empeño por un futuro mejor.