La
longevidad es una gran fortuna, pues llegar a la tercera edad es una dicha de
la que no todos gozamos.
A
veces adolecemos del don de la comprensión para con estos seres que por
condiciones propias de la edad suelen ser olvidadizos o se pierden en el
tiempo.
En
ocasiones no comprendemos que ellos también necesitan amor y sentirse parte de
la familia. Hay que darles actividad y escuchar sus criterios, que formen parte
del diálogo y se les tenga en cuenta antes de decidir.
Actualmente
casi 700 millones de personas superan los 60 años y se estima que para 2050
serán 2 mil millones, lo cual significaría más del 20% de la población mundial.
Cuba
es uno de los países latinoamericanos más envejecidos, lo cual constituye una
preocupación para el futuro.
Cada
1 de octubre se celebra el Día Internacional del Anciano, instituido por la
Organización de las Naciones Unidas en memoria de Ema Godoy Lobato, escritora
mexicana que dedicó su vida al trabajo a favor de ese segmento poblacional.
Hoy
se multiplican las acciones de buena voluntad para quienes en algún momento nos
cambiaron el pañal o nos llevaron a la escuela; para esos cuyas arrugas y canas
les indican que han pasado los años, pero aún así, siguen siendo muy
importantes.
Querer
a los ancianos, darles amor y comprenderlos es una gentileza con los que en su
juventud acumulada atesoran innumerables experiencias y la oportunidad de haber
llegado tan lejos en el tiempo.